SALUDO A MAURICIO PEÑA (1942-2018)



Si hubiera un lugar donde Mauricio Peña Davidson (1942-2018) quisiera ser recordado, probablemente sería junto a su biblioteca. Esta predicción se antoja bastante factible, considerando la mirada de quienes lo conocimos únicamente por sus señas como hombre de letras. Era abogado de formación, pero su nivel de comprensión de la literatura boliviana estaba dos o tres pasos más avanzado que el de muchos críticos literarios y especialistas. Sin embargo, Mauricio se reafirmaba únicamente como lector, y lector libre además. 

En septiembre del 2016 fue invitado por el Centro de la Cultura Plurinacional para formar parte de un panel en el espacio mensual "Convivencias literarias", en el que debía hablarse sobre la obra diversa de Jorge Suárez, ese talentoso escritor de demoniaco sentido del humor, más conocido por ser el autor de  la novela corta "El otro gallo". Lo acompañaba en aquella ocasión la escritora Blanca Elena Paz. 

Más adelante, ese mismo año, Mauricio volvió a estar como invitado de ese espacio en ocasión de la charla que organizamos sobre el libro de Magela Baudoin "La composición de la sal". Lo acompañaban Carol Gainsborg y la misma Magela Baudoin. (octubre, 2016). 

En los últimos dos años, su delicada salud fue mermando la posibilidad de tenerlo más frecuentemente en los eventos culturales de la institución. A pesar de ello, en agosto del 2017, dentro de una nueva gestión, lo invitamos de manera especial para disertar sobre "El estilo en la obra poética de Jorge Luis Borges"; esto se organizó en el marco del espacio de investigación "Territorio de ideas". Esa participación dejó un texto de Mauricio de cuatro planas, como parte de su ponencia; se trata de un brillante compendio de visiones de diferentes autores sobre el estilo de Borges en su poesía, donde él agrega algunas de sus interpretaciones. Este documento permanece inédito por ahora.

Mauricio Peña escribía muchas cosas todavía con máquina de escribir. Intercambiamos correos electrónicos pero no parecía tener el hábito de la correspondencia virtual. Cuando le pedimos la ponencia que requeríamos junto a su participación oral, prefirió hacerla a mano, y luego la llevó a un transcriptor en los alrededores del campus de la Universidad Gabriel René Moreno, antes de entregarla. 

Su presencia en una mesa literaria era garantía de las más deliciosas anécdotas, porque era un hombre que sabía envolverse en las pláticas de la manera más amena y cordial, citando frases y recitando poemas, con un talante que no abrumaba a sus interlocutores, sino que invitaba a que lo dejaran seguir narrando, comentando, entrelazando chistes. Sobre Jorge Suárez conocía un montón, y fue gracias a él que conocimos el formidable poemario de ese autor: "Sinfonía de la música inmóvil". Que sean pues, sinfonías de ese mismo talante, las que lo acompañen en su nuevo viaje, el viaje final de la vida, hacia otros confines inesperados.  

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