PENSAMIENTOS DE LORGIO VACA (PRIMERA PARTE)

El muralismo pensado por Lorgio Vaca


Lorgio Vaca en la entrada al Edificio El Deber, mural "Pórtico florido". Fotografía CCP.

En el marco del proyecto del Centro de la Cultura Plurinacional, "Lorgio en los anillos", la investigación del CCP expone en este artículo una selección de frases de Lorgio Vaca, expresadas a lo largo de las últimas cuatro décadas, que representan un muestrario del modo de pensar y de las vivencias significativas del autor cruceño. Se acompaña esta selección con comentarios de contextualización y de análisis filosófico.


DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN

La premisa de partida consiste en reconocer que el artista, en general, no tiene mejor forma de decir lo que desea decir más que con su misma obra. La obra puede ser decidora. Pero el artista no puede decir algo y al mismo tiempo explicar en la obra lo que quiso decir. No puede el artista decir algo nuevo y al mismo tiempo explicar por qué y cómo aquello que presenta es novedoso, impactante, relevante, etcétera. Esta es pues una de las modestas tareas que se ha propuesto la investigación del CCP: desglosar e identificar, mediante el análisis de los murales y entrevistas al autor, acerca de todo el bagaje de pensamiento que alimentó y alimenta hasta hoy día su trabajo con los murales de relieve cerámico, para valorar lo que hace singular su trabajo. Este estudio se ha delimitado exclusivamente a los murales que se localizan en la ciudad de Santa Cruz, y particularmente a aquellos en los que utilizó la técnica del mural cerámico con relieve.

Así pues, la pregunta general que guía esta investigación cualitativa es: ¿Qué sostiene por detrás toda esa belleza y contundencia plástica con la que interpela a los cruceños la muralística de Lorgio Vaca? La investigación es de corte explicativa y descriptiva. Por la estrategia empleada se clasifica como investigación de campo y documental. El enfoque no es el de estudiar a fondo la técnica artística de Lorgio, sino de identificar elementos clave de su pensamiento e influencias teóricas, y situarlos en el tiempo y el espacio de Santa Cruz, conforme a la cronología de aparición de los murales estudiados.

Dentro de la metodología se ha elegido trabajar con entrevistas a profundidad como instrumento de recolección de datos. Considérese que, con 87 años de edad, el artista mantiene una admirable lucidez y energía, siendo una fuente de información primaria. Al mismo tiempo, como fuente de información complementaria se revisó y analizó los apuntes de Lorgio de las últimas tres décadas, contenidos en su libro inédito "El desafío del artista", que fue facilitado por su mismo autor para este estudio. También se complementó con reseñas periodísticas y artículos publicados en revistas que estudian la relevancia de obras concretas de Lorgio Vaca.

El trabajo de campo consistió en visitar cada uno de los murales de Lorgio Vaca localizados en la ciudad, para realizar un registro fotográfico y confeccionar un documento propio de inventario con las ubicaciones geográficas. Se trabajó en base a un documento de levantamiento previo realizado por el departamento de investigación de la FACU de la UPSA, gracias a la colaboración de su director, el arquitecto Juan Carlos Simoni. En la visita a 6 de esos murales se grabaron videos cortos de Lorgio Vaca relatando aspectos ligados a las condiciones políticas e históricas en las que se dieron la confección de dichos murales. El trabajo de campo fue efectuado en colaboración con la curadora de la institución, Andrea Hinojosa Sainz, quien además aportó los criterios para la definición de los seis murales escogidos.


  • La gesta del oriente boliviano (1971)
  • Tu derecho a la salud (1972)
  • Tradiciones de nuestro pueblo (1974)
  • Homenaje a Melchor Pinto (1984)
  • Radio comunicación y paz (1987, 1988)
  • Pórtico florido (1996). 



SELECCIÓN DE FRASES Y PENSAMIENTOS
Desglose capítulos I y II:

"Nosotros, los muralistas bolivianos, creemos que nuestro arte está destinado a florecer, a llegar a ser realmente un medio de comunicación permanente y sólido para encontrarnos a nosotros mismos y a nuestro pasado cultural." 


Archivo de Lorgio Vaca.
Trabajando con el boceto del mural "El camino a la paz es tan ancho como el universo", (1988)

"Un pueblo como el nuestro, poseedor aún de los recursos maravillosos que nos brinda la mano inteligente, y de todas las cualidades vitales del hombre americano en estado de necesidad y de tensión, de sed de justicia, de paz y de razón, de necesidad de experimentar y enseñar la igualdad y el apoyo mutuo, debe desarrollar un arte "nuestro" en el que no tengamos nada que importar. Una capacidad maestra que corresponda a nuestras manos y a nuestras aspiraciones, un lenguaje en el cual podamos utilizar las palabras y los colores, las imágenes y la sensibilidad que han desarrollado nuestros antepasados a través de miles de años".

Lorgio inicia sus apuntes planteando el problema. Llama la atención sobre la manera en que se deja que se invada y ocupe el espacio visual de la ciudad. Critica los contenidos. ¿Qué tenemos de más visible en los muros y en las rotondas de Santa Cruz?

"Uno de nuestros más prominentes monumentos en una espaciosa rotonda de nuestra ciudad, no nos trae recuerdo alguno de nuestros héroes injustamente olvidados, ni la figura de un científico como Mamerto Oyola o algún esforzado pionero trabajador. No. Pone en la cúspide de la atención ciudadana, en el sitio de honor de la circulación citadina, ¡la propaganda de una cerveza!"

Frente a esta situación, una de las respuestas de Lorgio fue ocuparse en situar un mural en una rotonda. Entre los años 1984-1985, trabajó en el mural de relieve cerámico policromado, de 48 metros cuadrados, que se constituye en un homenaje plástico a Melchor Pinto. Se ubica en la rotonda que intersecta el primer anillo y la avenida del mismo nombre.

"Homenaje a Melchor Pinto" 

"Uno de mis temas preferidos es la historia. Por eso planteé el tema de los relieves cerámicos como una secuencia histórica. Por eso me interesó realzar la acción histórica de un pueblo en defensa de sus recursos y ejemplifiqué en un mural la decisión popular que sostuvo Melchor Pinto, por eso en distintos conjuntos he evocado la acción de Cañoto y otros personajes históricos."

Al comunicarse con el pueblo, Lorgio Vaca quiere interpelar desde un contra-discurso que no es el que predomina en los muros de las calles ni en las pantallas de televisión, donde predomina más bien el impulso lucrativo de las empresas privadas, por un lado, y por el otro de la clase política, que rara vez tiene un sentido de expresión constructiva al ocupar las paredes con sus propagandas. El cuestionamiento que Lorgio hace es el siguiente:

"¿Por qué no permitimos y aun estimulamos que el público pinte en sus paredes, y que exhiba sus mensajes como autor responsable? Si a un comerciante le es permitido pintar en su portada una joven bebiendo Coca Cola, ¿por qué no instamos a un agricultor a que pinte en la fachada un verde maizal, o unas naranjas doradas rebalsando de un robusto carretón? La Alcaldía debería estimular ese tipo de discursos de mensajes visuales que incitan a trabajar la tierra, a producir lo que consumimos y a enorgullecernos de ello."

Lorgio cuenta que en cierto momento de su vida, frente a todas estas realidades que iban golpeando su mundo interior, decidió su vocación, y a quienes dedicaría sus fuerzas, que serían las personas de los pueblos y de las ciudades, aquellas sencillas personas que eran respetuosas de la tradición y de la memoria de esta tierra. Los viajes y las experiencias que fue viviendo en el campo, desde el Altiplano hasta la Amazonía, además de otras ubicaciones lejanas de su Santa Cruz natal, le hicieron darse cuenta de que "el ser humano es el mismo en todas partes". Cuenta también que esta decisión la fue tomando de manera paulatina y trabajosa, "como quien va descorriendo, uno tras otro, los muchos velos que cubren una realidad desconocida". Era el momento fundante del encuentro consigo mismo, donde el hombre se pregunta qué tiene dentro, qué tiene para compartir y qué puede hacer con ello. 

"Las primeras lecciones las aprendí en el campo, directamente. Fueron grandiosas lecciones de la tierra, del paisaje y del hombre. Luego fui descubriendo caracteres parecidos, sobrevivientes en nuestras ciudades, en sus anegadas calles y negros barriales, o en los árboles que como montañas asoman detrás de las casas, o en los poblados cerros de nuestras ciudades andinas. En nuestros hombres explotados y disminuidos pude encontrar la esperanza y a ella me aferré."

Lorgio revela que su visión del tipo de artista que quería ser se vio cambiada por eventos revolucionarios como el ocurrido en 1946 en La Paz, cuando Lorgio sólo tenía 15 a 16 años, y que movilizaron incluso a los estudiantes de secundaria, entre los que él se encontraba, a recoger los fusiles de los policías que huían, mientras en la plaza Murillo "el cadáver de Villarroel se balanceaba como una pesada bandera, colgando de un poste de luz". ¿Qué alma no podría conmoverse ante la noticia de semejante suceso de sublevación popular frente a la injusticia de su máxima autoridad? En ese día debió aprender Lorgio también, aunque sea de modo subconsciente, alguna mínima gota de prudencia respecto de lo que podía expresar de sus pensamientos. Lo cierto es que lo invadió paralelamente la necesidad de plantearse cómo tenía sentido ser artista en el medio en el que vivía. 

"En un país como el nuestro, pensé, el artista debe ser un comunicador en el gran sentido del término. Debe sentir la responsabilidad de ser testigo de su historia, de dar a luz su verdad, profunda y sinceramente. Y para sobrevivir tiene que confiar en su pueblo y apoyarse en él. El artista en nuestro medio sólo puede tener un desarrollo múltiple: debe estar dispuesto a trabajar con las manos, con la mente y con el corazón. Es un combatiente. No es sólo un profesional, es ante todo un Maestro." 
De qué serviría el arte en un país donde las urgencias son bastante diferentes respecto de las que existen en países del primer mundo, donde manda un tipo de musealidad que promueve la experiencia de interiores. 

"Nuestros campesinos no tienen tiempo de ocuparse de ese arte que preocupa a las élites de la ciudad. Para ellos su arte no es objeto de preocupación porque lo llevan muy dentro y forma parte muy importante de sus vidas." 

Esta diferenciación de contextos le permitirá después delimitar su forma de usar el lenguaje que ha elegido.
"En la plástica, la gran tarea consiste en expresar la revolución de los hombres. En contribuir al desvelamiento de la realidad que el sistema disfraza. La nueva plástica latinoamericana debe estar presidida por esta premisa." 
"No se trata solo de cambiar el aspecto de los cuadros, se trata de cambiar el lugar y la función que esos cuadros ocupan en la vida del hombre. Se trata de hacer de la expresión plástica un mensaje cotidiano y público, precisamente en este país y en este continente donde todo se privatiza. Se trata de lanzar un mensaje urgente a todos los hombres de la calle como un SOS permanente dirigido al aire."
"La sociedad capitalista dependiente y su sistema de información y deformación en que vivimos ha arrinconado al arte, en los hechos, a pequeños eventos a puertas cerradas, o entreabiertas, estrechas galerías donde sólo caben los cuadros para adorno de la casa, para las casas de la pequeña minoría dominante de ingresos suficientes para darse ese lujo."  
"¿Cuántos bolivianos se sentirán motivados a comprar un cuadro?  Está claro que por ese lado no podemos esperar que se desarrolle en nosotros ningún tipo de comunicación plástica o arte pictórico o escultórico."

En estas líneas Lorgio Vaca parece acercarse a nociones relacionadas a la "ideología", ese concepto de cuño marxista y de difícil definición, que alude a una especie de tela discursiva a través de la cual se recubre la realidad; además este acto deformante se produce a partir de aparatos ideológicos que reproducen la forma de organización social establecida (colegios, universidades, iglesia, ejército, medios de comunicación, entre otros). Notemos cuando Lorgio usa las expresiones "desvelamiento de la realidad" y "sistema de información y deformación", que hemos resaltado con negrillas en las citas de más arriba. Lorgio incluso, en el acápite titulado "Expresión nuestra frente a la radio y la televisión", invoca a lo imprevisto, y afirma que en estos tiempos "la palabra falaz se prodiga a través de la radio, la televisión y la prensa y otros medios de comunicación que no gobernamos, y que nos llegan como la lluvia y nos aturden como el granizo sin dejarnos un instante para pensar en nosotros mismos." Se está refiriendo, sin nombrarlos de ese modo, a los aparatos ideológicos del Estado.


Archivo de Lorgio Vaca.
Lorgio y sus colaboradores trabajando en el mural "Cristo viene del trigo", mural que se encuentra en la Iglesia Santo Domingo 

Ya en décadas pasadas, en aquellas décadas tan fructíferas para su producción de murales en Santa Cruz, las del 70 y 80, Lorgio denunciaba la proliferación del sin sentido de los mensajes prodigados por los medios de comunicación. Imagínense lo que se diría en la actualidad, con la invasión alienante de las nuevas tecnologías de la comunicación en los espacios más íntimos de la sociedad. Vivimos todavía asaltados por medios que descontextualizan al cruceño (y al boliviano) respecto de su lugar y de su tiempo. ¿Quiénes son aquellos que se interesan en que el pueblo pierda la memoria de sus épocas pasadas y de sus precursores?

"Podemos recorrer inútilmente el dial de nuestras radios, una y otra vez, sin escuchar casi nunca la voz del pueblo o una canción o un aire que nos recuerde que vivimos en Santa Cruz, o en cualquier otra ciudad de nuestro país; podemos mirar horas la televisión sin darnos cuenta en qué país estamos, podemos leer todos los días el periódico y tal vez nunca sabremos quién mató a don Noel Kempf."

¿Cómo piensa pues saltar el escollo de esa pre-realidad que impone el sistema a nuestros ojos? Lo veremos de modo específico más adelante cuando nos refiramos al método de trabajo de Lorgio Vaca. Pero se puede adelantar algunas consideraciones generales: una de las estrategías que propone es liberar la expresión de los mismos hombres y mujeres que componen al pueblo, en formatos públicos que comuniquen al resto de la ciudadanía aquellas cuestiones que vale la pena transmitir a las generaciones actuales y futuras. Producir otra película realidad, diría William Burroughs. 

¿Por qué no puede un maderero pintar en el portal de su casa las faenas del bosque? ¿O un librero, como lo hacía otrora el librero Ovando, llenar la pared frontal de su casa con dibujos y pinturas alusivas a la cultura escrita? 
Para Lorgio es en principio una cuestión de percepción, educar la percepción. 

Naturalmente, para poder ver y reconocer estas conquistas del espíritu necesitamos despejar de nuestra mente los prejuicios y aprender a utilizar nuestros ojos. La civilización que padecemos ha reducido crecientemente el papel de nuestros ojos a seguir rutas y caminos ya trazados y señalizados. Nuestros ojos están cada vez menos aptos para la búsqueda que precede al descubrimiento y nuestras mentes menos abiertas al asombro. 
Estar abierto al asombro. La filosofía como capacidad de asombro permanente es un antídoto posible a la ideología. La filosofía es un acto de sumergirse en otras esferas de la realidad a través de la atenta observación y la contemplación activa, donde se descubre que muchas cosas están sucediendo en esos momentos de quietud en los que parece congelarse el tiempo. En esto la filosofía como ejercicio tiene relación y sentido para el tipo de arma de liberación que Lorgio Vaca se plantea. No obstante que exista en su obra una filosofía espontánea, es decir no sistematizada pero sí practicada, su opción es jugarse  por el discurso visual y con premisas claras:

"Las propuestas que venimos realizando, de ensayar un arte amplio dirigido al público de la calle, con una proyección histórica y un rol comunicador de los valores de nuestro pueblo, apoyadas en la permanencia y calidad de cromática del material cerámico, han recibido una respuesta inmediata del público al que están dirigidas." 

La ventaja que tiene el artista, piensa Lorgio, frente a cualquier tipo de mensajes que puedan provenir del sistema, radica en lo siguiente:

"El artista posee el poder comunicador del arte y es capaz de llegar a los suyos con un lenguaje más profundo y conmovedor. Porque puede invocar el poder de los ancestros, la magia de la vida, lo eterno de los valores. El artista puede unir, es un cohesionador social; en sociedades desintegradas, rotas, violentadas, vendidas, el artista puede aclarar la conciencia y ser factor de unidad."  

Fotografía: Jerry Dino Méndez.
Panorámica del Parque El Arenal con la vista al mural "La gesta del Oriente boliviano" ya restaurado. 



(Fin de análisis de los Capítulos I y II, titulados "Propósito" y "En este país no se aprecia el arte", respectivamente, que se encuentran en su libro todavía inédito: "El desafío del artista").

En estos dos primeros capítulos se puede tener la impresión de que hemos asistido al testimonio de la transformación interna de Lorgio Vaca, desde sus comienzos, dando cuenta de que su vida desde muy temprano estuvo movida por el impulso artista, que es el de un hombre libre que desea comunicarse con su pueblo para aportar a la integración anhelada y que es esquiva a través de los medios de la política.

Ha hecho referencia a acontecimientos que lo marcaron, tanto en 1946 como en 1955, cuando era profesor de dibujo en Sucre. Ha contado también anécdotas de sus experiencias con los guarayos y en una playa peruana. Son su manera simple y didáctica de ir contando las razones por las que se inclinó a las artes plásticas como central en su proyecto vital.

Dado el transcurrir de sus transformaciones, Lorgio se siente muy inspirado por las experiencias vitales de hombres como Fidel Castro, el Che Guevara, José Marti principalmente, y la lectura de algunos textos esenciales de Marx y Engels; alguna vez me contó de su afición en colegio por los libros de Nietzsche como Así habló Zarathustra, o el Sidhartha de Hernan Hesse. Cerraremos esta primera parte de análisis con una cita de Ernesto Guevara en su relato Diarios de motocicleta, que hace referencia a una transformación intensa que activó su percepción de la realidad de otra manera, desde que recorriera a la verdadera América Latina. 

"El hombre, medida de todas las cosas, habla aquí por mi boca y relata lo que mis ojos vieron; mi boca narra lo que mis ojos le contaron. ¿Que nuestra vista nunca fue panorámica, siempre fugaz y no siempre equitativamente informada, y los juicios son demasiado terminantes?: de acuerdo, pero esta es la interpretación que un teclado da al conjunto de los impulsos que llevaron a apretar las teclas y esos fugaces impulsos han muerto. No hay sujeto sobre quien ejercer el peso de la ley. El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina, el que las ordena y pule, "yo", no soy yo, por lo menos no soy el mismo yo interior. Ese vagar sin rumbo por nuestra mayúscula América me ha cambiado más de lo que creí."      



En el siguiente artículo, un análisis del capítulo III, "El lenguaje de las formas. Un puente con el pasado y un grito de libertad".
  

Comentarios

Entradas populares