DISIDENCIAS DE GÉNERO, DE CLASE Y DE SEXO
Ser marica ser indígena y otros travestimos, es un vídeo-documental del activista Christian Eguez, conocido también como "Marica y marginal". Esta propuesta de 28 minutos de duración, estrenada ayer 4 de diciembre en el Centro de la Cultura Plurinacional (CCP), cuestiona los roles sociales todavía rígidos que existen sobre el género y la sexualidad en algunas comunidades indígenas orientales. El documental, que se proyectó ante un auditorio repleto, recoge la intervención que "Marica marginal" realizó durante el "IV Foro de Pueblos Indígenas de la Ciudad" (septiembre, 2017), organizado por APCOB y realizado en el mismo CCP.
La intervención del autoproclamado maricón, Christian Eguez, comenzó en los baños del CCP, donde se colocó su indumentaria y su tradicional pintado, como se muestra en el documental. Posteriormente realizó una batería de preguntas a representantes de los pueblos ayoreo, chiquitano y guarayo, que participaban aquel día en el Foro de Pueblos Indígenas, evento destinado a temáticas de inclusión y participación de esas naciones en la agenda departamental. Las preguntas diseñadas por Eguez tendían a desnudar las posturas ortodoxas al interior de los usos y costumbres de los indígenas. Apelaban al castigo social que se vive dentro de una comunidad cuando se elige una vida que se sale de los parámetros establecidos respecto de la sexualidad. "¿Qué harías si tu hijo te dijera que es gay?", "¿podría yo, que no soy hombre ni mujer, tener alguna voz dentro del consejo del pueblo ayoreo?".
Después del documental se llevó adelante un conversatorio con un panel de invitados que compartió apreciaciones variadas, desde el elogio unánime hasta la crítica y el cuestionamiento respecto de los métodos usados en el documental. La anfitriona, directora Paola Claros Arteaga, abrió la ronda de participaciones con una valoración general del trabajo de Christian Eguez, reivindicando la importancia de que las voces disidentes encuentren espacio en una institución pública para ampliar su voz y sus ideas de manera libre. Posteriormente, Guadalupe Pérez del Colectivo Rebeldía, Laura Ortiz de Mujeres Creando, y Carol Gainsborg catedrática de la UPSA, desglosaron a su turno pormenores de la temática tratada.
Mientras Laura Ortiz calificó de simple y evidente la mayor parte del material presentado, puesto que no significaba "ninguna novedad mostrar la homofobia que está presente en las comunidades indígenas", para la otra panelista, Carol Gainsborg, resultó sorprendente cómo, "a partir de algo tan evidente, se puede invitar a la cavilación de reflexiones tan profundas." Gainsborg se mostró interpelada por el documental, resaltó la manera en que la misma sociedad coloca a las personas en un lugar de hipocresía, o de no revelar por completo lo que es, "tal vez por una necesidad de acceder a espacios, zonas de trabajo"; "desde mi formación blancoide y patriarcal", puedo ver también ello en mí, decía con sentido de introspección y análisis paralelo a las secuencias del documental.
Quizá la crítica más fuerte de la representante de Mujeres Creando, Laura Ortiz, fue acerca de cómo el revelarse a las opresiones de género puede derivar antes o después en la confirmación de nuevos estereotipos. En el documental, "Marica marginal" muestra una perfomance que realizó en el subsuelo del CCP, en el que tiene accesorios simbolizando penes maricas, bastante grotescos y rudimentarios, que tiene colados a partes íntimas de su cuerpo; el acto performático consiste básicamente en arrancárselos todos, evocando un momento de liberación. (Aquí se nota una fijación con lo falocéntrico como eje de negación). La crítica de Ortíz iba en sentido de que, intentando hablar desde los márgenes, lo que hacía era devolver el asunto nuevamente a las viejas dualidades, blanco frente a indígena, blanco frente a negro, urbano frente a rural, pene frente a vagina, y luego marica frente a heterosexual. Entonces ¿cómo hablar desde el margen sin reconstituir, y por ello mismo ser absorbido nuevamente a una lucha entre polos opuestos? La marginalidad crea sus propios centros.
A decir de los panelistas, quedó en evidencia el hecho de que cuestionar al sistema y sus formas hegemónicas de distribuir los roles sociales según los géneros y la sexualidad normalizada, puede dar paso a nuevas cristalizaciones que confirman el patrón. Esto era notorio por las mismas reacciones de la audiencia durante la proyección; las risas en ocasiones alimentan el estatuo quo de las mismas taras. Así será mientras se discuta lo normalizado desde la negación a las categorías que el mismo sistema ha instaurado. Por ejemplo, la obsesión con el pene y el acto de botarlo. Al respecto, Chistian Eguez hizo notar que cuando hacía su intervención vestido como marica marginal, no tenía algo memorizado en su cabeza, ni llevaba consigo una teoría, y que más bien le preocupaba que nadie lo empuje, pues "no se sabe cuando se hacen estas cosas muy bien qué va a pasar". Reivindicó la marginalidad del marica en tanto que no usa el pene para los fines de reproducción de vida que le tiene delegado, en última instancia, nuestra comprensión de la vida en sociedad. "Liberación del cuerpo y de una subjetividad deseante" resuena como un enunciado propio de las luchas contemporáneas, bastante bien fundamentado en la filosofía de pensadores como Félix Guattari, Gilles Deleuze, Judith Butler, Slavoj Zizek y otros.
En suma, la reivindicación de la condición marginal no deja de tener una veta de queja lamentosa, de sensación de víctima, pero al mismo tiempo de denuncia. Decirse pobre, rechazado, discriminado, loco. No es muy difícil caer desde ahí en el resentimiento frente a la sociedad. Por ello fue valorable cuando Carol Gainsborg mencionó al amor como la fuerza que es, en última instancia, la que dirige cualquier lucha de reconocimiento que el ser humano necesita para sentir que es. "Somos singularidades que estamos siendo sin terminar de ser", asumiendo todo el tiempo diferentes máscaras o disfraces. "Pero en el fondo, ¿quién soy yo?, si veo que no tengo nada de donde agarrarme". Esas eran las cavilaciones de Carol Gainsborg, urgiendo al público presente a sumergirse en esos cuestionamientos, que eran la verdadera sustancia a la que llevaba el documental.
El público asistente, que volcó taquillas en la sala audiovisual del Centro de la Cultura Plurinacional, se mostró estimulado e interpelado. El objetivo de fondo del Centro de la Cultura Plurinacional se sigue promoviendo, que es el de promover la coexistencia de posiciones, voces y visiones diferentes, propias del entramado cultural de nuestro país, para que se manifiesten y se articulen.
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